no cabe la menor duda
que en esto me la suda
de tus piernas la segunda parte
y por ello amor comparte
sus deleitosas, dudosas, harturas
con sus sables, las travesuras
de acariciar con su desierto arte.
Era pues él quien se puso aparte,
digo, Juan aniñado, de la Escuela de arte,
desceñido el cinturón, a la cintura
de la cual se ciñó nuestra aventura
una chupadita lenta y sin aventurarse...
Post Data: No, Juan, no te pongas a parte...
He aqui, a Juan: el de la izquierda.
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