lunes, 12 de diciembre de 2011



Aqui el orgullo y la envidia me tuvieron encerrado,
a partes iguales, comparten ahora el agrado,
y no la envidia, de la libación del desenfado,
y exonera la carne, turgente del agravio,
a correr de la tierra el extrarradio,
por el vacío, que un nuevo espacio,
llena la novedad del horizonte,
y así, este nos responde,
por aquello que no conduce el presente,
tan ausente,
ahora, que pensamos en aquello
que con sus destellos,
asoma el segundo que nos ignora.































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